fbpx

Blog

mtra_nadia

La crisis y la ruptura en la sociedad a partir de la pandemia: nuevas formas emergentes de relaciones sociales y retos para la organización colectiva.

 

Cuando hablamos de crisis y de ruptura, estas palabras nos remiten a un significado irremediable, hasta trágico de alguna manera. Y aunque en cierta medida así es, las crisis y las rupturas van a determinar un cambio entre dos normalidades, una que por practicidad podemos llamar sencillamente  normalidad 1 y a la otra normalidad 2. Para pasar de una a otra, existe un espacio donde no es muy claro hacia donde se dirige esa normalidad 2, en  se espacio o etapa incluso persisten formas de la normalidad anterior coexistiendo con las de la normalidad emergente. Ese periodo que en antropología llamamos liminal 2 es un periodo que probablemente defina o se acerque a esbozar lo que estamos viviendo hoy en día en todos los países y que empezó con la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2.
El estudio del proceso social en la antropología ha sido definido como paradigma procesual, antropología procesual o enfoque procesualista, a través  del cual el interés de estudio se acentúa en el cambio de las sociedades. Castro y Rodríguez (2009), consideran que el aporte que Marc Swartz, Artur Tuden y Victor Turner (1966) realizan en “Political anthropology” marcan un hito dentro de la antropología procesual, porque éstos autores introducen de manera sistemática al conflicto como algo inseparable del proceso, ya no lo ven como una anomia a superar, como lo hizo Émile Durkheim, sino que lo integran a la figura como una constante a través del tiempo que tiene una función de detonador o acelerador del cambio social.
El tema ya había sido trabajado por Victor Turner (2002), quien define al proceso como “el transcurso general de la acción social” (p. 43). Esta visión es revolucionaria, al menos en la teoría de la época, ya que se aleja del paradigma dominante donde se entiende una noción de tiempo estructural, donde la acción social es cíclica y repetitiva. Esto no quiere decir que la noción de proceso erradique las etapas de pequeños ciclos y repeticiones, sino que las toma como una parte integral, junto con el cambio social. Es decir que para Turner el proceso social está formado por un conjunto de rupturas y continuidades. Para dar cuenta del proceso desde una perspectiva dinámica como lo hace Turner, era necesario introducir en el la noción de conflicto (fase inarmónica), como una constante necesaria para el cambio social. Así, desde las herramientas que tenemos en la antropología, el autor
desarrolla la propuesta del estudio del proceso a través de sus unidades más pequeñas. Para Turner la unidad más pequeña del proceso que estudia la antropología, tiene diferentes motivaciones, pero son sobre todo dos: el conflicto y la cooperación.
Victor Turner afirma que el drama social es una “unidad procesual”, pero no es la única, ya que para percibir la forma del proceso, existen
unidades procesales que son de tipo económicas, como las “empresas sociales”. Victor Turner afirma que
No todas las unidades procesales son “dramáticas” en su estructura y atmósfera […] Entre estas unidades procesales armónicas estarían las llamadas “empresas sociales”, principalmente de carácter económico, como cuando un grupo moderno africano decide construir un puente, una escuela o una carretera o cuando un grupo tradicional polinesio, como el tikopia que estudió Firth, decide preparar una planta de la familia del jengibre para el teñido ritual u otros propósitos […] Todos estos grupos están interesados en el resultado de las decisiones provenientes de las relaciones sociales dentro del grupo y a través del tiempo. (Turner, 2002: 45-46)
En esta cita Turner nos invita a pensar en el proceso en términos de las partes que lo construyen, y pensar en esas partes nos hace reflexionar en las formas que puede adquirir el proceso social. Estas formas pueden ser difusas, diferentes y cambiantes, o en ciertos momentos repetirse y entrar en bucles, para después desatorarse y tomar formas distintas, incluso arborecer y formar caminos nuevos. Aún tomando esto en cuenta, siempre podemos contar con un elemento observable y a partir de este, agruparlos y concatenarlo con otros para armar un segmento del proceso, ese elemento observable es la unidad procesal que puede ser dramática o no. Ese elemento observable es accesible para la labor antropológica.
Te invitamos a que revises en el siguiente enlace el documento original de la platica con la Mtra. Nadia Massiel Delgado González.

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.